Aunque se publicó en enero de 2014, no he tenido ocasión de hacer un comentario hasta ahora sobre el Informe ejecutivo sobre las tendencias mundiales del empleo para 2014 (pinchar aquí) de la Organización Internacional del Trabajo.
En el mismo se analiza el desempleo mundial, que ha aumentado en 2013 en cinco millones de personas, afectando de manera desproporcionada a jóvenes. Asimismo, constata el aumento del desempleo de larga duración en las economías avanzadas, del empleo vulnerable y del empleo informal. Las personas con empleos vulnerables están más expuestas que los trabajadores asalariados a encontrarse con acceso limitado o sin acceso a la seguridad social o a un ingreso seguro. Asimismo, el empleo informal incide en la pobreza, ayudando a mantenerla.
Pero lo más significativo, a mi juicio, del informe, son las medidas que propone para abordar estas brechas abiertas en el empleo y en la sociedad. A este respecto, la OIT hace hincapié en la importancia de las políticas activas del mercado de trabajo (PAMT), ya que, según sus estimaciones, si se aumentaran los recursos dedicados a este tipo de políticas en un 1,2 por ciento del PIB podrían crearse 3,9 millones de empleo en la región de las economías desarrolladas y la Unión Europea, que ahora mismo suelen contar con instituciones y prácticas relativamente avanzadas en la materia, pero que destinan a ello (datos de 2011) una media inferior al 0,6 por ciento del PIB.
En cuanto al acierto de las políticas macroeconómicas aplicadas hasta ahora y su incidencia en la creación de empleo, voy a transcribir literalmente lo que dice el informe, que me parece bastante claro al respecto:
El presente informe muestra que un restablecimiento del equilibrio entre las políticas macroeconómicas y un aumento de los ingresos del trabajo mejorarían considerablemente el panorama del empleo. Según las simulaciones, en los países del G20 de ingresos altos, un restablecimiento del equilibrio tal podría reducir el desempleo en 1,8 puntos porcentuales para 2020, lo que significa la creación de 6,1 millones de puestos de trabajo. De este modo también se favorecería el logro de los objetivos fiscales.
(…)
La política monetaria sigue siendo flexible, proporcionando un impulso beneficios a la demanda global. … No obstante, las tendencias recientes indican que se está produciendo un movimiento de una parte cada vez mayor de la liquidez creada por dicha política monetaria hacia los mercados de activos en lugar de hacia la economía real. Esta situación puede provocar burbujas en los precios de los activos y de los bienes inmuebles, frenando potencialmente el crecimiento del empleo a largo plazo. La debilidad de la demanda, las fuentes inciertas de la demanda futura y la abundamente liquidez han impulsado la tendencia de las grandes empresas a recomprar acciones y a aumentar los pagos de dividendos a los accionistas en lugar de invertir en la economía real. …
Es decir, que las medidas económicas que se están adoptando incentivan la especulación y contribuyen negativamente a la creación de empleo y que se podría crear un número considerable de empleos si, además de terminar con ellas, se invirtiera de forma decidida en políticas activas del mercado de trabajo.